Un nuevo estudio (EPIC: European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition) ha vuelto a poner en tela de juicio a este tipo de «alimento» cuyo consumo en el «mundo occidental», mal conocido como «adelantado», esta extensamente extendido. El consumo de alimentos ultraprocesados (UPF) ha ido desplazando gradualmente a los alimentos no procesados y mínimamente procesados, y en la actualidad representa entre el 25% y el 60% de la ingesta energética total de la población en países de renta alta como Estados Unidos, Reino Unido y Canadá , y en torno al 20-40% de la ingesta energética en varios países de renta media. Este trabajo investigó la relación entre el grado de procesamiento de los alimentos y la mortalidad general y específica, haciendo hincapié en enfermedades neurodegenerativas y digestivas.
Se trata de un gran estudio, con más de 428.000 participantes de 10 países europeos, reclutados entre 1992 y 2000, con un seguimiento de casi 16 años. A través de unos cuestionarios validados se registró la dieta de los participantes, y quedaron divididos en 4 categorías según la clasificación Nova: alimentos no procesados / mínimamente procesados (Nova 1), ingredientes procesados (Nova 2), alimentos procesados (Nova 3) y alimentos altamente procesados (Nova 4).
Resultados:
Los resultados mostraron que aquellos participantes que tenían un consumo elevado de alimentos altamente procesados (Nova 4) tenían un mayor riesgo de diversos problemas de salud, aumentando la mortalidad general cuando el consumo aumenta, sobre todo a nivel de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y digestivas. Destaca que se apreció un riesgo significativo para la enfermedad de Parkinson, pero no se encontraron asociaciones entre los alimentos altamente procesados y el cáncer o el Alzheimer.
Conclusión:
En este análisis paneuropeo, un mayor consumo de alimentos ultraprocesados se asoció con una mayor mortalidad por enfermedades circulatorias, digestivas y enfermedad de Parkinson. Una dieta rica en alimentos frescos y no procesados sigue siendo la que debemos promover entre nuestros pacientes y dejarnos de «modas» para reducir las enfermedades que van a ser causa de muchos problemas. Este estudio indica que la sustitución del 10 % de los alimentos altamente procesados por alimentos no procesados conduce a una reducción significativa tanto en el riesgo de mortalidad general como en el riesgo de mortalidad específica.
Referencia: